¡La hora de comer puede ser respetuosa!

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Al iniciar la alimentación complementaria y a medida que esta avanza una de las preocupaciones más frecuentes que tenemos como padres es si nuestro bebé está comiendo lo suficiente. Esto ocurre porque en varias ocasiones nuestros pequeños rechazan los alimentos, no dejan su plato limpio o juegan más de lo que llevan a su boquita.

Ante esto surgen distintas interrogantes, por ejemplo: ¿lo estaré haciendo bien? ¿Mi bebé se estará nutriendo? ¿Debo cambiar el método que elegimos? O ¿debo ofrecerle con cuchara hasta que termine todo lo que le he servido?

Comprendo tu frustración, incertidumbre y preocupación ante esta situación, pero no debemos olvidar que nuestros pequeños atraviesan distintas etapas o experiencias que influyen en su apetito. Y sí, yo comprendo que tener tiempo de comida es un límite no negociable, sin embargo, queremos lograr que nuestros pequeños establezcan una relación sana con la comida y los ayudaremos a lograr este objetivo desde el respeto.

La crianza respetuosa es aquella que nos permite comprender y validar las necesidades y emociones de nuestros pequeños sin dejar de enseñar límites. Damos una voz a las actitudes, comportamientos, balbuceos, etc. de nuestros bebés, es decir, escuchamos genuinamente a pesar de que ellos son muy pequeños para comunicarse con palabras.

El alimentar a través del respeto significa que cuando llegue la hora de comer, nosotros lo adultos decidiremos qué alimentos colocar en el plato y en qué presentación, pero es nuestro pequeño quien decidirá qué alimento quiere probar y qué cantidad. A pesar que para nosotros no sea la cantidad correcta debemos validar la decisión de nuestro peque.

Así que, para lograr una relación sana con la comida:

No debemos obligar. Los bebés son capaces de escuchar y comprender sus señales de hambre y saciedad. Si no respetamos la decisión de nuestro bebé de no probar un alimento estamos transmitiendo que no es capaz de tomar decisiones, fomentamos la conducta de gula y hacemos que la hora de comer se relacione con algo negativo. Si nuestro peque se niega a comer debemos observar qué está sucediendo y aplicar ciertos incentivos, como:

  • Variar la presentación de los alimentos.
  • Modelar: “mmmm mira como mamá come este delicioso arbolito, ¿quieres probar?”.
  • Llama su atención: “mira, hoy comeremos un rico pescado”.
  • ¿Te gustaría agregarle limón a tu brócoli? ¿Tú solito? Por supuesto mi amor, tú puedes agregarle el limón a tus arbolitos. Mamá también se ha antojado, me regalas un poco por favor.

Ves como en ningún momento alzamos la voz, regañamos o castigamos por no querer comer. De esta manera, estamos transmitiendo que respetamos su autonomía e independencia y la seguridad que ha desarrollado para tomar sus decisiones en cuanto a su alimentación (y esto se verá reflejado en otras áreas de desarrollo).

A veces esto no dará el resultado que queremos y esto también está bien, porque seguimos comprendiendo y escuchando las señales de nuestros pequeños. Para estas ocasiones debemos respirar e intentar en otro momento, es decir:

¡No dejamos de ofrecer los alimentos con amor, paciencia, constancia y respeto, pero no obligamos!

 

Con cariño,

Ceci Cóbar

@Cesicologa.modomama

 

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